El Rey Ramiro (Decimoprimer Rey de Asturias y Galicia, 791-850) mostró su agradecimiento reconociendo el valor y su lealtad inquebrantable a Don Sancho al concederle un Privilegio único, que ampara el derecho ancestral de la Casa Cadina, ahora convertida en Tejada. En ella hombres y mujeres son iguales y libres. Son dueños y Señores de sus tierras hasta el fin de los tiempos, el Rey, así lo reconoce y respalda. Además les concede un símbolo, un escudo, que representa esta Historia para que no se olvide y sirva de ejemplo permanente. Buena prueba de ello es su confirmación y reconocimiento por todos los Reyes de España y Jefes de Estado que se han sucedido hasta la actualidad, superando incluso momentos históricos de profunda persecución contra estas distinciones nobiliarias y de ahí logrando mantener su naturaleza jurídica y que no resultaran afectados sus Privilegios y Distinciones ni por las Leyes Desvinculadoras ni las Disposiciones de uno y otro Gobierno.
Don Sancho de Tejada consigue con sus gestas y fidelidad, consolidar la tradición de la Casa Cadina y que en la actualidad, ya en el siglo XXI, más de mil años después de la Batalla de Clavijo (año 844) sus descendientes: Damas y Señores Caballeros Diviseros de la Muy Noble Villa y Antiguo e Ilustre Solar de Tejada, continúen peregrinando una vez al año a las tierras del viejo Señorío en el corazón del Camero Viejo, en plena sierra riojana, desde cualquier lugar del mundo y allí, en su sede tradicional, presentan a sus descendientes con la documentación que los acredita como tales y como en la remota antigüedad se les Recibe, se les Asienta en los Libros Becerros que se guardan en su ancestral Archivo y se les da Posesión de su Casa, de sus tierras, asumiendo sus Privilegios y el derecho a usar su excepcional Escudo de Armas, sin duda uno de los mas bellos y expresivos de la heráldica española.
La historia cierta de Sancho se puede leer en la Confirmación de Privilegios, Gracias y Mercedes otorgada por los Reyes Católicos al Solar de Tejada, firmada el 8 de Julio de 1491 en la Vega de Granada, que transcribe la del reconocimiento dado por el Rey Enrique IV en Valladolid el 10 de Septiembre de 1460, referida a la concesión fundacional del Rey Ramiro I de Asturias y León el 23 de mayo del año 844.